Grelos y nabizas. Origen, historia y tradición.

El grelo, una de las joyas de la gastronomía gallega, tiene una historia que se remonta a tiempos ancestrales en Galicia. Se trata del brote tierno de la planta del nabo y forma parte inseparable de la cultura alimentaria y agrícola de esta región. La relación entre Galicia y el grelo es tan profunda que no solo es un alimento de consumo común, sino que también está presente en diversas festividades populares.

Este brote verde ha sido durante siglos una base en la dieta de las familias rurales gallegas, gracias a su facilidad de cultivo y su capacidad de adaptarse a las condiciones climáticas de la región.

Origen y desarrollo histórico

El origen de grelos y nabizas proviene del mismo lugar: el nabo, conocido científicamente como Brassica rapa. La historia del nabo en las sociedades rurales resulta interesante, ya que se cree que su cultivo comenzó en Eurasia. Antes de la introducción de la patata en Europa, este vegetal era ampliamente cultivado y su raíz se destinaba principalmente al consumo humano. Sin embargo, a partir del siglo XVIII, tras la llegada de la patata desde América, el nabo fue perdiendo popularidad y comenzó a ser visto como un “cultivo forrajero”, es decir, mayormente utilizado para alimentar al ganado.

El cultivo del nabo en Galicia tiene raíces profundas, vinculadas a la agricultura de subsistencia que caracterizó a la región durante siglos. El clima húmedo y templado de Galicia es ideal para el crecimiento de esta planta, especialmente en los meses más fríos. De hecho, los grelos se asocian principalmente con el invierno, ya que es en esta época cuando el grelo alcanza su punto óptimo de consumo.

El cultivo de nabos en Galicia puede rastrearse hasta la época prerromana, aunque su desarrollo y consolidación como parte fundamental de la dieta gallega probablemente tuvo lugar en la Edad Media. En una economía agrícola basada en la subsistencia, el nabo era una planta de gran valor, ya que de él se podían aprovechar diversas partes: la raíz para alimentar a los animales, y las hojas, conocidas como «nabizas» en su estado joven, y «grelos» cuando están más desarrolladas, para el consumo humano.

El grelo fue fundamental durante siglos para las familias gallegas, tanto por su facilidad de cultivo como por su versatilidad en la cocina. En una época en la que la carne era un bien de lujo y el acceso a otros productos frescos era limitado, el grelo proporcionaba una fuente rica en nutrientes, fácil de conservar y disponible en los meses más duros del año. Esto consolidó su presencia en la gastronomía local, a menudo en platos como el caldo gallego o como acompañante de otras recetas tradicionales.

El grelo y las nabizas: diferencias y similitudes.

Es común que los términos «grelo» y «nabiza» se confundan o se usen de manera indistinta, pero en realidad, ambos se refieren a diferentes etapas del ciclo de crecimiento de la planta del nabo. La principal diferencia entre el grelo y la nabiza radica en el momento en el que se cosechan.

Las nabizas son las primeras hojas del nabo que aparecen durante el otoño. Se cosechan cuando la planta está en una fase temprana de desarrollo, antes de que la planta empiece a florecer.
Los grelos, por otro lado, son los brotes que aparecen más tarde en la planta, en los meses de invierno, cuando la planta se encuentra en una fase más avanzada de crecimiento. Los grelos son el ingrediente estrella de platos tradicionales como el «lacón con grelos».

Las nabizas tienen un sabor más equilibrado y suave, y su hoja suele ser más redondeada. Los grelos, en cambio, tienen un sabor más amargo y potente, ideal para potenciar cocidos o caldos. Los más veteranos hacen referencia también a los “grelos de segunda”, es decir, brotes que nacen por segunda vez después de la primera cosecha (y que muchos los valoran como los mejores).

En Galicia, el cultivo del grelo cuenta con una Indicación Geográfica Protegida que recoge dos variedades autóctonas: el Globo Blanco de Lugo y los Grelos de Santiago. Aunque hay otras variedades como por ejemplo los grelos de Monfero, que no están incluidos en esta IGP.

Propiedades nutricionales

El grelo es un alimento altamente nutritivo y saludable, lo que ha contribuido a su popularidad en la dieta gallega. Al igual que muchas otras verduras de hoja verde, los grelos son bajos en calorías, pero ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes.

El grelo es una excelente fuente de vitamina C, una buena fuente de ácido fólico (vitamina B9), es rico en fibra dietética, y contiene una cantidad significativa de hierro. Asimismo, como muchas otras verduras de hoja verde, los grelos son ricos en antioxidantes.

Festividades relacionadas con el grelo y las nabizas en Galicia

En Galicia, el grelo es más que un simple alimento: es una parte integral de la identidad cultural de la región. Esto se refleja en las numerosas fiestas y celebraciones que giran en torno a este vegetal, y que tienen lugar principalmente en los meses de invierno, cuando los grelos están en su mejor momento, como: Festa do Grelo en As Pontes (A Coruña), Festa do Lacón con Grelos en Cuntis (Pontevedra), Festa da Nabiza en San Martiño de Meanos (Outes, A Coruña),…

Además de estas fiestas, los grelos y las nabizas están presentes en numerosas celebraciones locales a lo largo de Galicia, y su importancia en la gastronomía regional se refleja en la gran cantidad de recetas que los incluyen. Su versatilidad y su profundo arraigo en la tradición culinaria hacen que sean ingredientes omnipresentes en la cocina gallega, especialmente durante los meses de invierno.

Actualmente, los grelos están empezando a ganar protagonismo en la «nueva cocina», presentándose en nuevas formas que reinterpretan esta planta apareciendo en elaborados fritos, en empanadas, pizzas, ensaladas… Incluso se está extendiendo su consumo en conserva o congelados.

Ana Belén Araújo Rodríguez
Química y Microbióloga